Datos personales y Contactos

Mi foto
Psicóloga, terapeuta Familiar, psicodiagnostico infantil, estimulacion temprana.

martes, 25 de octubre de 2011

Inteligencia Emocional


Sabe usted cuál 
es el Cociente de Éxito?

La investigación realizada a nivel mundial por The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations, arrojó un resultado sorprendente y vinculado a nuestro Cociente de Éxito: el mismo se debe un23% a nuestras capacidades intelectuales, y un 77% a nuestras aptitudes emocionales.

Video Inteligencia Emocional - Ofertas en cursos online
¿Por qué a algunas personas les va mejor en la vida que a otras? 
¿Por qué algunas, con alto coeficiente intelectual y que se destacan en su profesión, no pueden aplicar esta inteligencia en su vida privada, que va a la deriva, del sufrimiento al fracaso?

¿Y por qué otras con un alto Cociente Intelectual terminan trabajando para otras que tienen un CI más bajo, pero que saben conectarse, influir y relacionarse mejor?

La respuesta está en las emociones y en la capacidad para entenderlas y manejarlas: la Inteligencia Emocional es parte de nuestra inteligencia global, una parte a menudo negada y desdeñada, opacada por el brillo de la razón y del Cociente Intelectual, más fácil de definir y medir.
 


¿Qué lleva a una empresa al fracaso?
Ignorar los seis factores de la Inteligencia Emocional
1. La emoción es información
2. Podemos intentar ignorar la emoción, pero no cómo actúa.

3. Podemos intentar ignorar la emoción, pero eso no es tan bueno como se piensa comúnmente.

4. Las decisiones deben incorporar emociones para ser efectivas.
5. Las emociones siguen patrones lógicos.

6. Existen emociones universales, pero actúan de un modo específico.


Del libro "El directivo emocionalmente inteligente"

David R. Caruso y Peter Salovey
 


Foto: David Caruso con Abel Cortese, director del portal de Inteligencia EmocionalDavid Caruso es psicólogo e investigador del Departamento de Psicología de Yale. Dirige prestigiosos seminarios de formación y desarrollo sobre inteligencia emocional en la empresa y ha publicado numerosos artículos científicos y libros sobre el tema.


4
"Hablar de sentimientos ayuda a los niños a estar capacitados para controlarlos
y a no ser irreflexivos. Se ha comprobado que el hecho de hablar sobre las propias
emociones tiene un efecto sedante sobre el sistema nervioso."
John M. Gottman, psicólogo

Aprender sobre las
emociones
"Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad". 
                      
Dr. Daniel Goleman
¿Cómo está usted?'  es una pregunta importante, tanto si nos la hacemos a nosotros mismos como si nos la formulan otros. '¿Cómo está usted?'nos pide que seamos capaces de describir nuestros sentimientos con palabras, que les coloquemos unas etiquetas que reflejen su variedad. 

Una vez que somos capaces de reconocer nuestros diferentes sentimientos, nuestra posibilidad de controlarlos es mucho mayor. ¿Por qué es importante hacerlo? Porque 
su estado anímico influencia en gran medida lo que usted haga. Cuando usted está triste, se mostrará retraído. Cuando está contento, derrochará buen humor. Pero si usted no sabe cómo está, entonces tampoco sabe cuál es su forma de actuar más probable, y por tanto, no estará seguro de cómo ponerla en práctica.

Es importante recordar que 
aun las emociones llamadas 'positivas' pueden tener aspectos peligrosos o inconvenientes. Por ejemplo: el entusiasmo, a veces, puede conducir a un comportamiento impulsivo. Imaginemos que en una reunión es presentado un proyecto que nos entusiasma tanto que nos ofrecemos voluntarios para dirigirlo, a pesar de que estamos saturados de trabajo. O la alegría que nos produce un ascenso, lo que hace que vayamos por ahí jactándonos ante nuestros colegas, uno de los cuales ha sido rechazado.

Podemos aprender muchísimo (y ejercer influencia) sobre nuestras emociones, así como aprendemos sobre matemáticas o marketing.
Entrenarse en el desarrollo de las aptitudes emocionales permite desarrollar la capacidad de manejar las emociones idóneas para cada acción y regular su manifestación, manteniendo el equilibrio emocional; transmitiendo estados de ánimo para generar actitudes y respuestas positivas; aprendiendo a evaluar el 'costo emocional' de situaciones y acciones; desarrollando destrezas sociales, forjando y manejando relaciones con clientes, proveedores, colegas, etc.; realizando un plan de aplicación en el terreno de nuestra esfera de influencia empresarial y laboral, extendiéndolo a la vida familiar y social. 

De hecho, la estructura emocional básica puede ser modificada mediante una toma de conciencia y cierta práctica : los circuitos neurológicos involucrados pueden alterarse o reforzarse con la repetición de ciertos hábitos. Allí se abre una oportunidad única para desarrollar la Inteligencia Emocional: la infancia y la adolescencia son dos momentos críticos, pero en la madurez la mayoría de las personas pueden educar con ventaja sus emociones.

El aprendizaje es capaz de moldear, en definitiva, algunos aspectos importantes de la realidad emocional individual y colectiva

La aptitud emocional no se puede mejorar de la noche a la mañana, porque el cerebro emocional tarda semanas y meses en cambiar sus hábitos, no horas y días. Para llegar al punto en que un hábito nuevo reemplaza a otro se requiere cierta práctica. Los estudios clínicos realizados sobre cambios de conducta demuestran que, cuanto más tiempo pasa alguien esforzándose por cambiar, más durable será ese cambio. 

Cuando la persona tiene un conocimiento eficaz sobre la Inteligencia Emocional puede encauzar, dirigir y aplicar sus emociones,permitiendo así que las mismas trabajen a favor, y no en contra de su personalidad.

De esta forma, las emociones pueden guiar todas las actitudes de nuestra vida hacia pensamientos y hábitos constructivos, que mejoren en forma absoluta los resultados finales que queremos alcanzar.

Es un precioso instrumento para solucionar desde una situación desagradable con un empleado que trabaja con nosotros, o finalizar un trato con un cliente particularmente difícil, hasta resolver en forma definitiva y tranquila las difíciles situaciones familiares que muchas personas viven como algo destructivo, cansador y frustrante.

A causa de que las emociones, los pensamientos y las acciones se entrelazan, nuestras estrategias para forjar una educación emocionalmente inteligente deben hacer uso de varios principios a la vez. No se trata de un procedimiento simplista ni demasiado complejo, sino meramente realista y práctico

Si nuestro pasado hubiera sido diferente 
6

Si nuestro pasado hubiese sido diferente, habríamos observado a nuestro padre escuchando en forma satisfactoria y afectuosa a nuestra madre cuando le expresaba sus frustraciones y decepciones.

Habríamos observado a nuestra madre confiando en nuestro padre y compartiendo sus sentimientos abiertamente, sin desaprobarlo y sin echarle culpas.
Habríamos experimentado el hecho de ver que una persona podría sentirse perturbada sin rechazar a nadie con desconfianza, manipulación emocional, desaprobación, prevención, condescendencia o frialdad.
A lo largo de nuestros años de crecimiento habríamos estado gradualmente en condiciones de dominar nuestras emociones del mismo modo en que dominábamos la facultad de caminar o las matemáticas. Habría sido una habilidad aprendida como caminar, saltar, cantar, leer y efectuar el balance de nuestra chequera.
Pero no sucedió así para la mayoría de nosotros. Por el contrario, pasamos años –los primeros de nuestra vida, cruciales para nuestra educación intelectual y emocional- aprendiendo a comunicarnos insatisfactoriamente y a ignorar, manejar mal o reprimir nuestras emociones.

Por el hecho de que carecemos de educación para comunicar nuestros sentimientos, nuestras relaciones no alcanzan el máximo potencial de armonía y sinergia que podrían alcanzar.

Para poder entender hasta qué punto resulta esto difícil, considere sus respuestas a las siguientes preguntas:

1.      Cuando se siente enojado o resentido, ¿cómo expresa amor si, mientras usted estaba creciendo, sus padres o bien discutían o bien evitaban conscientemente la discusión? 
 
2.      ¿Cómo logra que sus hijos lo escuchen sin gritar ni castigarlos, si sus padres gritaban y lo castigaban para mantener el orden?
 
3.      ¿Cómo pide más apoyo si, aun siendo niño, usted se sintió permanentemente desatendido y decepcionado?
 
4.      ¿Cómo se abre y comparte sus sentimientos si teme ser rechazado?
 
5.      ¿Cómo le habla a su pareja si sus sentimientos dicen “te odio”?
 
6.      ¿Cómo dice “lo lamento” si, de niño, usted era castigado por cometer errores?
 
7.      ¿Cómo puede admitir sus errores si le teme al castigo y al rechazo?
 
8.      ¿Cómo puede mostrar sus sentimientos si, de niño, usted era permanentemente rechazados o juzgado por sentirse perturbado o por llorar?
 
9.      ¿Cómo se supone que usted pida lo que quiere si, de niño, lo hacían sentir mal por querer más?
 
10.   ¿Cómo se supone siquiera que sepa lo que está sintiendo si sus padres no tenían el tiempo, la paciencia o la sabiduría para preguntarle cómo se sentía o qué era lo que lo molestaba?
 
11.   ¿Cómo puede aceptar las imperfecciones de su pareja si, de niño, usted sentía que debía ser perfecto para merecer amor?
 
12.   ¿Cómo puede escuchar los sentimientos de dolor de su pareja si nadie escuchaba los suyos?
 
13.   ¿Cómo puede perdonar si usted no era perdonado?
 
14.   ¿Cómo se supone que usted llore y alivie su dolor y su pesar si, de niño, le decían siempre ‘No llores’ o ¿Cuándo vas a crecer?’
 
15.   ¿Cómo puede escuchar la decepción de su pareja si, de niño, lo hacían sentir responsable por el dolor de su madre mucho antes de que pudiera comprender que usted NO era responsable?
 
16.   ¿Cómo puede escuchar la ira de su pareja si, de niño, su madre o su padre le adosaban a usted sus frustraciones a través de gritos y exigencias?
 
17.   ¿Cómo se abre y confía en su pareja, si las primeras personas en las que confió con su inocencia lo traicionaron de alguna manera? 
 
18.   ¿Cómo se supone que puede comunicar sus sentimientos en forma respetuosa y afectuosa si no ha tenido la práctica de dieciocho años sin la amenaza de ser rechazado o abandonado?
 
La respuesta a estas dieciocho preguntas es la misma: es posible aprender sobre nuestras emociones, desarrollar nuestro cociente emocional, pero tenemos que trabajar para mejorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario